Siempre creí en la teoría de que todos tenemos un alma gemela. Un alma destinada a encontrar a su otra mitad perfecta, ideal, con la forma exacta para completar el puzzle de la vida. Lo que nunca imaginé, sin embargo, fue que esa teoría fuera tan correcta y que hubiera, en algún lugar del mundo, una mitad que me completara al punto de que juntos creáramos magia. Hasta que conocí a Franco.All Rights Reserved