Emma tiene un único sueño. Ella no sabe cómo ni cuándo pero planea cumplirlo y es capaz de hacerlo todo para llegar a la meta. Solo que nada es color de rosa durante la carrera y sus contrincantes podrían estar fingiendo dejarle el camino despejado para en el último minuto, antes de la línea de llegada, propinarle el empujón que la sacará de juego o la enviará mas lejos que nunca. Un frasco sin fondo. Un sueño incansable. Y un bronceado sospechoso.