- ¿Que? Imposible-musité más para mí mismo que para ella, me sentí absorto por el crudo secreto que la cabeza de aquella mujer había guardado por años, la mentira que destrozo la efímera esperanza de ser feliz al lado del ser más maravilloso que Dios creo, junto a la mujer por la que mataría y comería del muerto.
-Sé que es difícil de comprender, pero es la verdad-confesó aquella mujer que fue el ángel que trajo consigo la felicidad, de la cual ahora solo quedaba una mirada triste y aquel aspecto demacrado que dejaba asomar una cruel enfermedad que amenazaba por quitarle la vida.
- ¿Por qué me lo dices hasta ahora? -pregunté mirando aquel ángel herido que solo queria descansar del atareado infierno que le toco vivir.
-Quería que fueran felices. Se fueron convirtiendo en el dúo perfecto, ella fortaleció su resiliencia y fue tu salvación.El saber que el final era tan predecible me hizo callar, pero como temía, la realidad empezó a destaparse poco a poco, pensé llevarme esto a mi tumba, pero es necesario que entiendas porque no puedes alejarte de ella, no es solo amor lo que los une sino también necesidad -dijo aquel cuerpo que parecía a cada segundo desgastarse, su pecho subía y bajaba con dificultad.
-Prepárate Daemon, esta travesía solo empieza, de ustedes depende como termine-concluyó dejando escapar el último suspiro de vida, sin previo aviso mis lágrimas cayeron sobre su rostro inerte.
-Tu ve tranquila, yo la protegeré, y así como tú, me llevare esto a la tumba -susurré como si pudiera escucharme, le di un casto beso en la frente como despedida y como si nunca hubiera estado allí, desaparecí entre las sombras.
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