Cuando no puedo dormir, como hoy, escribo. Cuando no me entiendo ni yo, escribo. Cuando me siento sola, estúpida, imbécil, escribo. Cuando debería estar estudiando, escribo. Escribo siempre para sentirme mejor. Cuando siento el pecho en llamas, cuando tengo el cenicero lleno, cuando ni entre el polvo le encuentro, cuando me pesan las penas, y no me encuentro las venas. Y escribo para mí ante todo. Y escribo para ti sin quererlo del todo...