El destino lo había sellado desde el su primer soplo de vida.
Nació para morir.
Cruel sentencia para un alma cuyo único pecado era haber nacido.
Apartado y ocultado del mundo, vulnerable e inocente. Una cruda verdad se abalanzó sobre él.
El mundo gobernado por demonios se regía bajo una solo norma, someter al hijo bendecido por los dioses, apropiarse del ser cuya alma fue bañada en un sabor irresistible. Sin libertad, alimento para demonios, poco menos que objeto y más que comida. Envidiado por humanos, codiciado por demonios. Confundido, destrozado y apartado. Destino ligado al sufrimiento. Trofeo, alimento, objeto, instrumento, pero jamás humano, tampoco persona ni siquiera ser vivo.
Kim nunca pensó que mentir en su currículum la llevaría a una completa travesía con su joven jefe.
Nico nunca pensó que darle una oportunidad a Kim la convertiría en el amor de su vida.