-¡Por favor, Allura, no me hagas esto! -el albino se dejó resbalar por el vestido de la chica. -¡Puedes quitarme los modistas, o el tocador... pero por dios no me dejes en manos de ese galra! -Lance, palacio ve conveniente esto. Deja de lloriquear y apartate de mi vista antes de que te abofetee la cara. -la albina frunció el ceño. Allura, su hermana, desapareció junto a un galra alto, con un mechón amplio blanco. -Encima se lleva al que está bueno... -miró al que quedaba. -...y me deja al de la melena. Ahí empezó el martirio del alteano y la desesperación del galra. El galra que sería su sirviente y guardia. Veinticuatro horas al día. [Historia original de la autora.] [Aviso de smut y contenido +18.] [Prohibido el plagio y repost de la historia sin consultar a la autora.] (!) Diseño de la portada original. Créditos al autor del dibujo.