Ondeaba en el aire mi vestido de seda azul, brillantes faros de un auto es lo ultimo que recuerdo, antes de la plácida ingravidez, el aire frío nocturno, el cielo oscuro y sereno, bocinas que sonaban lejanas, me sentía tan liviana, tan pausada, que solo me dejé caer hasta que ya no hubo sensación alguna.
Pensar que durante toda mi vida me dijeron que la muerte dolía, me parecía ahora un mito estúpido. Suspendida en el aire, como si solo me sostuvieran finas cuerdas de tela solo sientes, al igual que la pérdida, un vacío.
Yo desolada en el frío piso de la calle, tocando los dedos cicatrizados de la muerte y mirando su rostro triunfante, mientras que probablemente Gerald estaba revolcándose en la cama de alguna prostituta barata a unos cien kilómetros de aquí.
Charles Coldwell, conde de Tyne, pensaba que su vida se centraba en su libertad y su conflictos con su cuñado; sin embargo, lo habían involucrado en algo inesperado: hacerse cargo de una joven que escapó de su casa, lo que causa que su nombre caiga en desgracia.
Lady Camila Winchester, abandonó a su prometido en un pacto que hicieron para ser felices, pero las cosas no habían sido tan sencillas, porque lo único que le esperaba era la más profunda decepción y su único consuelo era su compañero de viaje, un hombre antipático y demasiado sincero para su bien.
¿Qué ocurrirá entre estos compañeros de viaje? ¿Será más fuerte el resentimiento de Charles o la empatía por el futuro incierto de Camila?