Sus labios estaban tibios, húmedos aun en lo oscuro se veía claramente el rosado de la sangre que corría en su interior. Su respiración era agitada, una combinación de clara emoción y nerviosismo.
Solo sentía sus labios; suaves y lisos como la seda pura contra mi piel, mientras lentamente su cuerpo se posaba delicadamente sobre el mio. Sus piernas, sus brazos, el. Ya no había marcha atrás; sus manos tocaban los puntos exactos haciendo que a cada segundo perdiera un poco mas el control de mis sentidos. Recuerdo sus dedos que tan delicadamente rosaban mi abdomen, tocaban mi pecho, apretaban mis piernas, todo con tan perfecta precisión.
Nada me decía que lo detuviera, querían mas...
En un momento de debilidad no pude evitar abrir los ojos, y lo vi. Sus oscuras y gruesas cejas muy bien pobladas. Vi sus largas y negras pestañas rodeando sus ojos completamente cerrados. vi todas y cada una de sus imperfecciones físicas tan de cerca. vi que su piel empezaba a tornarse cada vez un poco mas rosada...
Toque su rostro y la sentí tan tan mal rasurada por las prisas de llegar a tiempo a trabajar. Toque su cabello humedecido. Toque su espalda y no puede evitar tomarla con fuerza para evitar que su pecho se separara del mio.
No fue una noche de cuerpos desnudos; pero las almas, mi alma... estaba dispuesta a mostrarse completa, sin duda y sin arrepentimientos. Aun así, mi corazón temblaba de miedo, no podía dejar de pensar en que si las prendas caían y algo más sucedía estaría irrevocablemente bajo su poder.
Abrió los ojos y me vio, mientras sus labios decían...
- Me detengo? Queres que pare?
a lo que únicamente pude reaccionar, tomando su cuello y con un beso acompañe lo único que mis neuronas lograron formular en ese instante.
- No.