''-Hermano apresurate¡¡ Vamos a llegar tarde,
-Calma pequeña, aun hay tiempo
-Pero papa y mamá ya están en el auto
-Bien bien, vámonos my lady - extendió su mano y la coloco sobre la cabeza de la pequeña, para después tomar su manita, yendo camino al auto, donde sus padres esperaban por ellos, sería el último fin de semana de vacaciones que podrían tener juntos, ya que el se iría a la universidad y ella entraría a la secundaria...''
Uno de mis pasatiempos favoritos es el de coleccionar videojuegos en ventas de garage, así que solía manejar en círculos por las calles de mi ciudad, encontré una a varías manzanas lejos de donde solía pasar, baje del auto y mire al anciano que vendía varias cosas, (...) en una esas mesas pude obtener lo que creí sería lo mejor de mi colección, un Nintendo 64 original con el cartucho de zelda majoras mask, una de las sagas favoritas de mi hermano mayor
X: Vaya, así que te haz decidido por eso?- (...)
__: S-si -(...)- claro, si no tiene problemas
X: Para nada linda señorita - (...)
__: Seguro que con eso es suficiente? - (...)
X: Descuida, se su valor, y así esta bien - (...) - espero se diviertan - (...) - adiós Ben- fue lo último que creí escuchar antes de acelerar
__: Ben? Quizás fue mi imaginacion (...)
Arroje mis cosas a alguna parte de mi cuarto, y me tire al lado de la cama, conectando la nintendo 64, nerviosa limpie el cartucho y lo coloque, la máscara de majora y la risa del vendedor de mascaras hicieron que mi piel se erizara, no podía dejar de de sonreír, al abrir las paridas, estaba una llamada BEN, ya habia derrotado a los jefes, tenía todos los corazones y casi todas las mascaras (la única que faltaba era la máscara de "la fiera deidad" qué se consigue casi al final del juego) , recordé lo que el abuelo dijo, sentí un pequeño nudo en la garganta
__: Seguramente era su hijo...-(...)- al menos podré mantener de alguna manera tu memoria, Ben- (..)- bien, vamos a da
Los huecos de estacionamiento en diagonal están vacíos. El coche avanza hasta uno de ellos y se detiene agotado. Después salimos al exterior respirando el hedor, fruto de la contaminación.
----En esto me gasto tu jubilación
----¿En qué? ----pregunto entornando los ojos por la luz del sol que me da directamente en la cara----. ¿En el coche?, Si parece que te has sacado el carnet en una charcutería. No sé para qué lo compraste.
Nos quedamos paralizados al ver como la vegetación ha inundado por completo la vieja cafetería del campamento de verano «Belzec».
Mark entra dentro y, para mí, este momento se me hace indispensable. De pie y con el ceño fruncido algo entristecida, pero orgullosa al mismo tiempo por recordar todas las cosas que han ocurrido bajo la tierra húmeda que amortigua mis pies. Observo las paredes llenas de grafitis con formas fálicas y me pregunto cómo llegamos a esto.
----Yo... ahora... ahora voy ----le comento a Mark mientras mis dedos rozan la piedra musgosa del local.
Recuerdo cuando vivíamos la vida de forma especial, saltándonos las normas, enfrentándonos a la muerte, sabiendo que mis amigos nunca me dejaron caer por mí misma, porque durante esos días no estaba sola. Perdí muchos, pero gané otros y ahora mi vida es mucho mejor que la que tenía antes de ese desastre, antes del apocalipsis. Suspiro orgullosa porque al fin y al cabo, como dice la frase: «fueron solo malos días, no una mala vida».
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Publicada el 26 de agosto (2021)