¿Y si aquello que llamamos realidad es sólo un sueño y aquello que llamamos sueños es la realidad? ¿Y si no somos reales? ¿Cómo saber que no somos simplemente un reflejo al otro lado del espejo, la imaginación de un niño, el recuerdo de un anciano, el sueño de un prisionero o la sombra de un transeúnte? Es tan difusa la realidad. Se encuentra en una delgada línea, aquella que divide la vida y la muerte.