Su cuerpo pedía volver a sentir la fricción entre el suyo y el de aquella persona. El roze le quemaba como una llama a la madera joven. Tenía que volver a sentir esos rosados y gustosos labios entre los suyos nuevamente, era como si un borracho necesitara a su botella; el ya lo había asimilado, Draco se había vuelto en su droga.