El chico estaba decidido, no habría nada ni nadie que pudiera detenerlo. Y Reigen, como su maestro, sólo pudo desearle la mejor de las suertes.All Rights Reserved
El chico estaba decidido, no habría nada ni nadie que pudiera detenerlo. Y Reigen, como su maestro, sólo pudo desearle la mejor de las suertes.
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