De repente, noto una mano en mi trasero y, evidentemente, me giro de forma brusca. - ¿Se puede saber que coño haces, imbécil? Como era de esperar, le planto un tortazo en la cara. Si antes lo pienso, antes lo hago -me río mentalmente. Sus amigos, que le acompañan a los lados, se burlan de él. - ¿Ya no te acuerdas de mí, preciosa? - Y doy gracias a Dios porque así sea - sigo mi camino sin darle mayor importancia a lo que acaba de suceder. - Qué maleducada te has vuelto de la noche a la mañana, ¿no? Aunque bueno, pensándolo bien... El sábado no fuiste muy buena chica. Me paro en seco. Me acabo de quedar en un estado de shock importante. ¿El sábado? Mierda (tn), ¿qué has hecho ahora?