- cálmate, no sirve de nada seguir intentándolo. el rubio chico negó, aún sabiendo que todo ésto estába mal. - no parare, lo quiero conmigo. - sollozó en silencio, ignorando las pequeñas perlas rodar por sus mejillas. - no. - aquella suave voz hizo que el más alto de los tres, quebrara el llanto.