Miro la realidad, estancada en las 23:16 de un frío otoñal, una entrevista a medio terminar y un fugaz y repentino momento que me permite soñar. Las duras palabras que escribía se suavizan repentinamente como si un toque mágico, suave y perfecto tuyo las diera en el momento justo. Pero ya es tarde para cambiar...