"La puerta de aquella habitación era difícil de abrir, o tal vez eran mis nervios. Parecia estar cerrada bajo llave. Pude ver que la madera estaba vieja y con un violento golpe logré abrirla. Caminé hacia una gran sala que aparecia ante mí. El cuarto contiguo tenía ventanales grandes con vidrios rotos y postigos caidos que dejaban entrar la luz de la luna. Pude ver una mesa grande y los alargados bancos de estilo iglesia a los lados. Sobre ella habían cubiertos y platos antiguos. No podía creer lo que estaba viendo..."