-¡Me debes una!- exclamó el oji-marron mientras se levantaba y sacaba su cabeza por la ventana de su habitación. El asesino suspiro resignado, giró sobre sus talones.
-De acuerdo, respeto el vida por vida- respondió resignado- A la siguiente, no tendrás tanta suerte.- Rayito soltó un carcajada, Jeff gruño enojado.
-La suerte será tuya~
-Que te den, mocoso- exclamó Jeff mirando hacia otro lado y alejándose del lugar
-Ven y dame tu, hermosura- escucho a lo lejos, giró su cabeza y Rayito el guiño un ojo. Jeff se sonrojo y se puso la capucha-
-Jodido niño, ojalá te maten- gruño y soltó más maldiciones adentrándose al bosque.
Rayito suspiro con un pequeña sonrisa en el rostro, ese había sido un día divertido y sabía que habría más como esos, a partir de ahora.
Claro, todo dependerá de cuanto logré vivir, o cuando esa deuda termine.
En un mundo donde la venganza y el rencor pueden consumirnos, hay historias que nos recuerdan que incluso en las circunstancias más oscuras, el amor puede florecer.