Estaba acostumbrada a estar sola, siempre fui el tipo de chica que le gustaba estar alejada de los demás, la falta de amigos e inexistencia de vida social regían mi día a día, y eso estaba bien para mi. Me había acostumbrado a ser un fantasma, un insignificante grano de arena en el desierto.
Hasta que él llegó.
Simplemente con su forma tan extraordinaria de sonreír había alegrado mis días, su perfecta forma de pensar tan similar a la mía me había dejado maravillada por completo, él llego sin previo aviso a mi vida llenando de alegría mi insípido existir. Derrumbó todos mis muros, todas mis defensas, logró hacerme reír como nunca nadie lo había hecho, logro convertir mi timidez en extroversión. Nunca había sido de las que expresan sus sentimientos abiertamente, pero con él yo era por completo un libro abierto.
Pero no todo es color de rosa, los excesos siempre son malos. Aveces podemos pensar que una persona es tan maravillosa y darle toda nuestra atención, adornándola cada segundo, pensándola cada hora, sin darnos cuenta de que probablemente la estamos convirtiendo en el centro de nuestro existir, aislándonos a nosotros mismos del mundo entero, convirtiéndonos en prisioneros, encadenándonos a una sola persona.
Así que no dejes que tus sentimientos cieguen a la razón o puede que por ese error tengas que pagar un elevado precio.
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME.
Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría algo entre ellos. Pero luego tras besarse y quizás un poco más, Nikolai comienza a ver de otra forma a Summer, por lo que ya no es solo la mejor amiga de su hermana.