Porque en la vida nunca bastaba, Gaspar creía conocer la felicidad plena junto a su novia, pero un día se da cuenta que nada de eso es real, anhela nuevamente esa libertad, ese deseo de volver a ser como antes. Dejando atrás una ciudad que lo vio nacer, y forjarse como joven, se marcha rumbo a La Serena. Ahí todo parece sencillo y fácil, hasta que conoce a su vecina. Ella no le interesa de manera amorosa, pero desea hacerla saborear algo de lo que él experimenta. Libertad. Valentina siempre ha creído que tener las cosas bajo control, y ese cree son su mayor fortaleza, tiene buenos amigos, pero es reservada y un poco aburrida. Cuando conoce a Gaspar, muchas cosas comienzan a cambiar y la hacen pensar si su vida era tan opaca, o es él que llegó a darle otro sabor