- Papá, ¿Por qué nunca dejas que mamá te ayude a cocinar? Un sudor frío recorrió la frente de Hua Cheng, mientras que la inocente mirada de su esposo le era dirigida, sin borrar una enorme sonrisa de su rostro. - Sí, ¿Por qué no me dejas ayudarte un poco? Debes estar cansado por jugar con A-Ju todo el día. ¡Dejame hacerte la cena! - Gege... Esto... -
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