La seguridad nos azota cuando nuestra identidad está oculta.
Nuestros más bajos deseos salen a la luz cuando se sabe que nuestros rostros jamás serán vistos.
No importa como vayamos disfrazados, ni el color de tu ropa, ni la peluca que uses, o la máscara que te oculte, sino la persona que se encuentra por debajo.
Desnúdame, tócame, bésame, haz conmigo lo que te plazca, pero por favor no preguntes mi nombre, no intentes saber quién soy, aunque lo desees con todo tu ser.
Solamente disfruta esta noche, disfruta esta única oportunidad, no pienses en el mañana porque ahí no me tendrás, únicamente estaré en tus brazos en esta ocasión, aunque yo quisiera que fuera para siempre...