Alfas: son menos de 20% de la población, son por instinto controladores, protectores y competitivos.
Betas: 75% de la población, son básicamente personas equilibradas, sin las taras de los alfas.
Omegas: 5% de la población, son por lo general sumisos, complacientes.
A los 18 años, todos los jóvenes de Abirnes están obligados a cumplir con el servicio militar preparatorio, con excepción de los Omegas que ya estén Marcados, es decir, que hayan encontrado su Pareja Alfa.
Julia es la única Omega de su clase, lo que la convierte en un objetivo para el resto de sus compañeros. Es por ello que Los Altos cargos deciden que entrene individualmente, alejada del grupo. Y para continuar con su mala suerte, su entrenador no es otro que El Capitan del más famoso escuadrón de asalto.
Julia ha pasado toda su vida intentando ignorar a todos los alfas que la rodean, ¿Que hará ahora que su única opción de convertirse en miembro de la manada es seguir las órdenes del Alfa más temible con el que se ha encontrado?
-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce.
-Yo le quitaré virginidad -, grita Ace en voz alta.
-Ella me amara primero-, responde
Chris enfadado.
Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos.
Erica se encuentra sin hogar y sin familia después de que sus padres sean expulsados de la Manada del Oeste. Se ve obligada a tomar la única opción que se le presenta. Ir a la Manada del Norte y vivir con el Alfa, Luna, y sus hijos trillizos. Al no ser ajena a la Manada Norte, Erica es consciente de lo crueles que pueden ser Ace, Bryce y Chris. Pero lo que no espera es que la despojen de su condición de Beta y la consideren una Pícara dentro de la Manada. Avergonzada y atormentada, Erica se convierte en nada más que una cáscara de la mujer que solía ser. Hasta la fatídica noche en que encuentra a su pareja. ¿Aceptará el vínculo que le ha otorgado la Diosa de la Luna o huirá tan lejos como pueda?