Dejó escapar un suspiro, confuso y abrumado por la rapidez con la que se desarrollaba la situación. Sus ojos rubi se perdieron en un punto del techo de la carpa en la cual descansaba, con su mano derecha acariciaba la mata de cabellos castaños a su lado, provocando que una sonrisa torcida se asomara de los labios de su cachorro. Con dificultad logro sentarse, sintiendo el ardor que sus heridas le generaban, sin embargo al ver que su niño apenas contaba con un par de raspones en sus piernas. Se sentía culpable por no haber sido aún más cuidadoso y a la vez un gran alivio al saber que esos raspones salvaron la vida de ambos, aunque también se la debía a ese hombre. . . Aquel que salto sin pensarlo al campo de batalla y peleó a su lado, cubriendo su espalda a la par que atacaba. Una boba sonrisa apareció cuando recordó esa tranquila y al menos para el adictiva fragancia que parecía llamarlo y atraerlo como una polilla al fuego. Aunque de manera extraña no le importaría ser consumido por las llamas si se trata de esa fragancia, es más hasta habría coqueteado con el de no ser por la seriedad del asunto. Entonces sintio sus mejillas tornarse de un rojo tan intenso como el de su cabello al sorprenderse a sí mismo por tal pensamiento. Agitó su cabeza para olvidar, al menos de manera temporal a ese Alfa, por ahora culparía a sus hormonas, ignorando el revoltijo en su estómago y el acelerado palpitar de su corazón. Suspiro tratando de despejar la mente y calmar los repentinos nervios que sentía, pues tenía que organizar sus ideas y sobre todo escoger una decisión que determinaría no solo su propio futuro, si no también el de su cachorro. Debía elegir de manera conciente, no dejarse llevar por sus instintos que hacía tiempo ignoraba fuera del campo de batalla. Lastima que ignoraba que aquello que nos hace grandes también sea motivo de nuestra caída. Créditos por la hermosa portada a @Sofia_Dalaras0410 se que ya te lo dije, p