Fue algo inexplicable, nadie lo esperaba, mucho menos yo, no recuerdo mucho, tengo imágenes distorsionadas en mi cabeza, recuerdos borrosos, eventos que quizás inconscientemente no quiero recordar, todo sucedió muy rápido, estallidos, gente gritando y llorando.
Fue un atentado que mató a la mitad de la población de Vere, sin distinción de género, edad y raza, por unas horas fuimos todos iguales, Gracioso no?, vivimos tratando de lograr la igualdad de derechos y por primera vez todos fuimos iguales, pero no quería que fuera de esa forma. Vere era un lugar muy agradable, lleno de flores púrpuras y gente que brillaba con su alegría así como el sol brilla al amanecer, y entre todos ellos estaba yo, un chico de 17 años, vivía con papá, mamá nos abandonó hace 3 años, antes que papá enloqueciera, de pequeño me gustaba las historias de papá, me encantaba el poder de la mente, sabía de la perfección del cuerpo humano y lo que podría lograr pero me encantaba mas lo que podía crear, seres extraordinarios, extraños, capaces de evolucionar. Aún recuerdo el nombre de aquella criatura, quisiera que fuese parte de mis recuerdos perdidos pero no puedo, es imposible, lo he intentado día tras día, quisiera no saber lo que sé.
Para mi padre esa criatura era su vida, respirar era equivalente a ella. "Toki", así lo llamaba él, primero comenzó como un experimento mas, pero luego lo absorbió por completo. Nadie sabe de donde salió pero desde el día en que papá la encontró todo cambió, él cambio.
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Pst : Soy nuevo en esto, espero tu apoyo, sé que esto es muy corto pero te prometo que no te voy a decepcionar...
El humo no ayudaba y el sonido retumbaba en sus oídos impidiéndole escuchar bien a su amigo, quien gritaba algo acerca de un vaso, empeoraba todo que a sus ojos el piso comenzaba a verse más cerca de su persona hasta que finalmente sucumbió a perder la consciencia. Lo último que pudo lograr escuchar fue un pedido de auxilio, de alguien que no reconoció, y una patrulla.
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Vida adolescente, tiempo de algunos que sólo buscaban satisfacer placeres que no lograban saciar con su propio ser. A los 16 años es normal que uno busque una identidad, quizás notar sus gustos, enterarse de ciertas orientaciones, y algunas veces creer que el mundo te comía. Stanley Hall describió a la adolescencia como un periodo de continuo estrés, y Freud hubiera tomado a la adolescencia como un período perfecto para dar con aquellos traumas de la niñez que no se olvidan.
- ¡Hey, prueba esto! Te aseguro que te va a encantar la adrenalina.