Hay muchos seres que nos marcan a lo largo de nuestra vida. Algunos la hacen tan grande que no puedes vivir sin ellos y si se van te dejan un vacío tan grande que nunca nada vuelve a ser lo mismo. En mi caso un gato ostenta ese puesto, un gato que en su corta vida me dio más felicidad que todas las personas de mi alrededor. Pero no todo es bonito... al contrario, el dolor nunca se irá. Ahí va una pequeña narrativa sobre el primer amor de mi vida, a quien quise como a un ser humano, como a un hermano... y hasta como un hijo. Hasta que no sepa como es verdaderamente el amor de una madre por su hijo, esto será lo más cercano.