-¡¡El desastre soy yo!! ¿Es posible acaso que te sientas a gusto aquí, en este caos, en mi?- le pregunte a la pequeña azabache. -Si, definitivamente Gabriel- contesto ella dedicándome una sonrisa. En ese momento... perdi la razón. Estaba loca, joder, estaba loca. Tenía en su cabeza una locura preciosa. ¿Como no iba a perder la puta razón por ella? Ella llego a mi vida así, de golpe. Y yo tan distraído que me enamoré del susto. Desde ese momento me di cuenta de ello. Esa chica de tan solo 16 años de edad logro enamorarme... nuevamente. Ella es una chica excelente. Bastante loca de a ratos. A veces tan triste. A veces tan muerta de risa. Ahora lo entiendo. Ella es eso. Es eso que cuesta dejar de querer, porque empecé a quererla sin querer. Ella... se merece el universo entero y me escogió a mi. Aunque despues de todo, nadie escoge su amor, nadie el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona... Por ella estoy seguro que dejaria de ser el maldito villano de mi destino y por el cual me catalogan todos. Como diria mi buen amigo Platón: 《No hay ser humano, por cobarde que sea, que no pueda convertirse en héroe por amor》 Despues de todo... los monstruos también se enamoran. Y si el dolor llega, también lo hará la felicidad. Le dije alguna vez a Bridgette. Sé paciente Gabriel. Es cuestion de tiempo para que la tempestad de tu vida acabe. Digo... detras de cada tormenta sale el sol. Pronto... dejara de llover. Sin duda, ella es mi hermoso error.
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