Sabes que es el momento de tomar tus maletas y huir, correr como si tú vida de eso dependiera, lo sabes pero simplemente no puedes hacerlo. Los recuerdos y los errores se vuelven tu condena para continuar permaneciendo con tu verdugo del que aparentemente no tienes escapatoria. Pero me gusta creer en los finales felices, ¿a ti no? ¡Seremos libres, lo prometo!