Zoey se sentó en su vieja cama rechinadora con lágrimas en los ojos. ¿Por qué siempre tenía que ser tan estúpida? ¿Por qué siempre terminaba con el chico equivocado? ¿Qué había hecho mal en la vida para que le tocara ese destino? Las lágrimas corrieron a través de sus mejillas. Ahora tenía los pómulos manchados de maquillaje y los ojos le escocían. Agarró el pañuelo cerca de su mesilla de luz y se limpió las lágrimas y la naríz. Su madre la observaba desde el umbral de la puerta. -¿Quieres algo para el dolor de cabeza?- dijo con suma paciencia. -Solo quiero que la vida no sea tan injusta conmigo, mamá. Esto es todo una mierda. Se largó de nuevo a un torrente de lágrimas. -¿Cómo puedo sacarme este dolor? ¡Ya no soporto esto! -Lo sé mi niña-, la mujer se sentó al lado de su hija y comenzó a acariciar los cabellos de Zoey-, lo sé. -No quiero enamorarme nunca más. Me hace daño a mí y a las personas a las que más quiero. Tal vez me tenga que largar de ésta ciudad...- dijo con un hilo de voz. -No tienes que hacerlo si no quieres. Puedes quedarte a estudiar aquí. -Me iré a California con papá y Alex. El boleto ya está sacado. Las valijas hechas. Sólo te pido una cosa- Zoey miró a su madre a los ojos-, dale esto a Jany, ella sabrá a quién pertenece. Esbozó una sonrisa y la muralla que había construído para no llorar se derrumbó rápidamente, haciendo que cayera en los brazos de su madre una vez más.All Rights Reserved