Ella no era precisamente perfecta, pero a él le encantaba engañarse a sí mismo.
Él ya estaba harto de las humillaciones pero aún así le encantaba amarla.
Ella y él sufrían por amor, no por el mismo hombre. No de la misma forma. Pero lo hacían.
Y lo peor, es que quizá ninguno de los dos tuviera un final feliz.
O quizá... Sí.