Las cosas en la vida de Darla Gibbs parecen no estar yendo como lo había planeado, obviamente que no quería nada de lo que le estaba pasando. No esperaba que: 1.- La despidieran de su trabajo soñado. 2.- Que su familia aparentemente la comenzara a menospreciar. 3.- Y evidentemente tampoco esperaba que su novio de cuatro años terminara con ella por mensaje de texto. Recalquemos el punto número tres y añadamos que tampoco esperaba que su novio de cuatro años le propusiera matrimonio a su nueva novia de cuatro meses. Impulsada aparentemente por una cerveza con un 0% de alcohol sube al tercer piso de su departamento... Y no, ella no se iba a lanzar, claro que no, solo quería observar las estrellas mientras intentaba llorar; aunque a su muy guapo vecino no se le sale de la cabeza que la acaba de salvar de cometer un suicidio. Angus Marshall, es el prototipo de chico perfecto, al menos eso es de lo que se encarga hacer creer a las personas. Con una semana de haberse mudado al edificio, ya fue el protagonista de una escena de novia loca con ganas de matarlo para luego rogarle que volviera con ella. Recibiendo visitas diarias -femeninas con las que compartía saliva de manera gratuita- Angus se ha ganado fama como el nuevo mujeriego del edificio. Sin embargo, siendo la última persona a la que Darla pediría ayuda, él se convierte en el único que se la da.