Raoul sabía que ese año iba a ser diferente; era su último curso en la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, por lo que la exigencia y dificultad iba a ser mucho mayor. Pero, aparte de las clases, los E.X.T.A.S.I.S. y cierto Hufflepuff que le traía de cabeza, había algo que le preocupaba más aún: En el primer septiembre después de la caída del Señor Oscuro, Raoul debía hacer frente a las consecuencias de ser hijo de una de las familias que más le había apoyado. Solo deseaba que pudieran ver más allá y separar el apellido del nombre.