-Nunca serás mi Luna, no eres suficiente para mí ni para mi manada -gritó en el patio del instituto, frente a todos sus amigos, sus palabras dolían, pero lo entendía.
-¿Por que? -fue lo único que pude decir, no pregunté la razón de su rechazo, eso lo entendía, nadie iba a querer a la sucia y pobre hija del borracho, mi cuestionamiento era sobre la forma, la humillación pública era lo que no comprendía.
-Eres una insignificante y patética humana, jamás aceptaría tan poca cosa como mi mate habló con asco y con tanto desprecio que sentí que algo dentro de mí se rompió, ya que aunque no llegue a amarlo si apreciaba que no me maltrataba, hasta hoy.
-Lo entiendo... -dije casi en un susurro.
-No, no lo haces -volvió a gritar, sus ojos cambiaron de color y por su cara cruzo una mueca de dolor que intentó disimular -Lo siento susurró.
-Yo Anthony Woodford, hijo del Alpha Raymond Woodford y futuro Alpha de la manada Blódug tungl, te rechazo a ti Emma Bennett como mi mate -me miro espectante, pero se veía nervioso.
-Yo Emma Bennett, humana, acepto tu rechazo Anthony Woodford -me dolió el pecho, pero me mantuve firme, no lloraría más, ni por él ni por nadie.
-¿Que? -su cara de consternación me sorprendió, pero no lo demostré -¿Aceptaste el rechazo? ¿Tan fácil? -si pensó que lo dejaría seguir humillándome se equivoco.
-Yo tampoco tengo el mínimo deseo de estar atada de ninguna forma a un ser tan repugnante como tu -dije seca y fría, algo dentro de mí estaba roto.
Me di la vuelta dejándolos a todos en un profundo silencio y salí de allí sin que supieran que no volvería a ese infierno, que era mi último día en el instituto, en el pueblo y en su vida.