Todos alguna vez hemos oído sobre la magia. Esa fuerza milagrosa que crea situaciones fantásticas que todos quisiéramos vivir. Todos alguna vez soñamos con poder lanzar fuego de la palma de nuestras manos. Poseer un arma legendaria, e incluso, tener nuestra propia mascota mágica.
Sí, la magia es amor y es felicidad y toda esa basura que nos enseñan.
Ahora, déjame regresarte al mundo real, la magia no es más que una fuerza destructiva, una hecatombe con chispitas coloridas y palabras pretenciosas. Su naturaleza es dar vida para luego arrancarla lo más dolorosamente posible. ¿Y para los que nunca hemos podido dominarla? Un estigma que nos clasifica como ciudadanos de segunda clase.
Nacer en una familia de magos es lo mejor que le podría pasar a alguien, y más cuando es una tan reconocida como la familia Azureblade, conocida por engendrar poderosos archimagos en cada generación. Pero yo fui una excepción a la regla. No tenía afinidad para lanzar hechizos, ni podía sentir el flujo de la vida por mi cuerpo. Era un escupido por la magia.
Entonces te pregunto: ¿Qué habrías hecho tú, si un ejército mágico hubiese arrasado con tu hogar y familia impíamente y repentinamente descubrieras que puedes arrebatarles su magia? ¿Qué habrías hecho tú, si luego de haber descubierto éste don, hubieras estado solo, asustado y desamparado, y tu única opción para sobrevivir fuera unirte a un grupo terrorista anti-magia? ¿Qué habrías hecho tú si allí hubieras descubierto tu lugar en el mundo que te escupió?
¿Yo? Yo abracé quién era y lo que me quedaba, tomé decisiones difíciles, pero finalmente me di cuenta de una única verdad: La magia fue, es y siempre será mi enemiga. No sé quién me otorgó éstos poderes, pero gracias a ellos juro, por las vidas que se perdieron y las miles que ha tomado la magia, que yo, Ethan Azureblade, ¡Arrasaré con la Magia!
Créditos de la portada a LCBuenfil.
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