De repente, sientes la necesidad de desahogarte de sacar de tí aquello que no pudiste. Un folio en blanco y solo tus manos conectadas con tus sentimientos. Sientes como la tinta llena el papel formando palabras que éstas a su vez forman frases que expresan lo que guardaste. Y así vas creando pequeñas historias, pequeños poemas, pequeñas vidas. Y después sigues escribiendo porque al hacerlo has descubierto la esperanza entre el espacio de cada palabra.