«... Y entonces el Enviado apareció en mitad del caos, controlando a sus bestias y ordenándoles que no siguieran masacrando a las gentes. Las hordas de criaturas que obedecían a su señor se detuvieron, esperaron... El Señor de los Demonios se dirigió al rey, herido de muerte, con una sonrisa perversa entre sus labios. -Rendíos y quizá os perdone la vida. -Yo no hago tratos con demonios.» Cada año, todas las jóvenes de edades comprendidas entre los dieciséis y los veinte años, son separadas de sus familias para que una de ellas sea escogida por el Enviado. Así fue decretado por él mismo mucho tiempo atrás, cuando el último rey se negó en rotundo a pactar con el Señor de los Demonios y murió, a modo de tributo por haberse convertido en el nuevo señor del reino. Nadie sabe qué quiere de ellas. Nadie sabe qué es de ellas. Nadie quiere ser elegida. Nadie quiere convertirse en la esposa del Diablo.