Las personas no siempre resultan ser como uno espera que sean, pueden ser tímidos, felices, amables, y todo lo que quieran ser a un principio.
Pero cosas pueden cambiar, pueden ser obligados a hacer cosas que ni por un minuto se les habían cruzado por la mente que llegarían a hacer.
En este caso, una chica adorable, llamada Sierra Davidson, siempre irradiaba felicidad, intentaba ayudar a las personas, pero, todo cambio, cuando la obligaron a convertirse en una Mortifaga, y a encontrar maneras de como destruir a Harry Potter.
Draco Malfoy, al también ser un Mortifago, temió por ella porque sabía las cosas por las que la pelirroja tendría que pasar.
Intento ayudarla, pero sin embargo, no cayó en cuenta que terminaría enamorándose de aquella chica con esos hermosos ojos verdes.
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.
Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad.
Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.