Cuando te vi por primera vez sentí que te conocía desde antes, quizás en alguna otra vida, porque estaba seguro que si en ésta te hubiera visto nunca te hubiera dejado ir de mi lado. Desde que nos conocimos en ese bar donde tú cantabas no nos pudimos separar, nuestro amor era puro, demasiado perfecto para ser verdad, te encontré sin buscarte, eras y serás mi otra mitad, la que necesito para estar completo. Pero tarde nos dimos cuanta que no podíamos amarnos, no debimos ni siquiera pensarlo, ¿pero quien dijo que el corazón entiende razones? Tú y yo somos la prueba de que en el corazón no se manda. Fuimos contra las leyes de la moral y de la naturaleza sin siquiera saberlo. Porque por bromas del destino esa conexión que sentimos desde el primer instante no solamente fue amor a primera vista, sino que fue el llamado de la sangre. Demasiado tarde nos enteramos...