Catra debería haber sabido que algo pasaba todas esas noches que Adora llegaba tarde al toque de queda, desorientada y exhausta. Es hora de elegir: seguir sirviendo a las mismas personas que harían esto a sus propios hijos, o tragarse el orgullo y unirse a Adora. Adora ha estado ocultando estos sentimientos durante demasiado tiempo. Estaba destinada a romperse algún día.