¿Qué pasaría si por casualidades del destino (y de lo que no es el destino) tres chicas totalmente incompatibles entre ellas tuvieran que convivir juntas? ¿Qué pasaría si a estas tres chicas se les confesara un secreto que cambiaría sus vidas al completo? Y, para añadir emoción al asunto, ¿qué pasaría si a esto le añadimos un poco de comedia, romance (para nada romántico) y acción? La respuesta es simple: NADA BUENO.
Cuando a Alexia (una perra muy perra), a Pauline (alguien que siempre triunfa en la pista) y a Alice (una gafapasta que puede convertirse en reina del hielo) les dicen, de la noche a la mañana, que son brujas y que deben vincularse entre ellas (y puede que con alguien más) para sobrevivir, lo primero que se les pasa por la cabeza es pensar que están soñando o que tienen graves problemas mentales para distinguir lo real de lo que no lo es.
Pero está claro que ni es un sueño ni es tampoco la pérdida de la cordura de ninguna.
Es entonces cuando se les abre un mundo completamente nuevo ante sus ojos y es en ese mundo en el cual tendrán que aprender a diferenciar entre lo que es bueno y lo que es malo, ya no solo para su supervivencia, sino también para la supervivencia de su nueva raza.