-Bésame, ahora-dije casi gritándole. No tenía razón de tal cosa. Deseaba con ansias que lo hiciera sin pedir explicaciones. -Y-Yo-No te conozco-dijo tartamuda y en su voz note que sentía miedo de mi. Y eso me encantaba. -Es una orden niña, no cuestiones y solo hazlo-dije con mi voz fuerte y fría. Quería que siguiera sintiendo miedo de mi. Eso me excitaba más. -No quiero hacerlo, por favor-dijo casi pataleando en el asiento de atrás. Que tonta y indefensa era. En esos pocos segundos observe cada detalle en el. Sus lunares perfectos que recorrían todas sus mejillas y llegaban hasta su cuello. En ese instante opté por observar sus ojos. Eran los más hermosos que podía a ver visto jamás. Los cerro en ese instante y sonreí por el acto seguido.