El joven miraba su reflejo en el agua, sin embargo. . . No era el quien se reflejaba, ¿o si? Desde que había comenzado aquella misión, todo se volvió mas confuso y sus visiones mas frecuentes. Cada paso que daba, cada persona que veía, cada cosa que tocaba. . . Todo tenía un significado y el era incapaz de ignorarlo. Razón por la cual era un prodigio dentro de aquella organización, a pesar de tener que soportar el dolor y mareos que aquellas imágenes distorsionadas le generaban. La mayoría parecían sacadas del mismo infierno, aunque no era tan descabellado, al final, solo hace falta retroceder en el tiempo para darse cuenta que el ser humano es el único ser vivo que manifiesta odio, incluso mas de lo que podría ser racional. Era irónico, los animales ni siquiera capacidad racional tenían y si se atacaban era por supervivencia, en cambio el humano era cruel y despiadado por naturaleza. Pero el estaba dispuesto a oponerse a ese mandato, en lugar de condenar a la sociedad, quería ayudar a corregirla, creía ciegamente en el ideal que sus padres habían mantenido hasta el último aliento. A pesar de que dicho ideal provoco sus ruegos por la vida de su hermana, por verla despertar y poderla abrazar, por ella iba a continuar aferrándose a la esperanza que cada día se escapaba de sus manos. Pero al final, regresaría una y otra vez, hasta que aquel ideal se viera concretado.
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