Dos piezas de rompecabezas. Encastran, coinciden pero no son iguales. Se complementan. Así son ellos. Él, quien pasa todo el día leyendo, estudiando y tocando algún instrumento musical. Ella, la cual adora las fiestas, salir con amigos y divertirse. Los extremos no son del todo saludable. Juntos, alcanzar el punto medio se ve más fácil.