Harmione: "¡Por favor! Enseñame a bailar."

Harry va a una fiesta dónde se pone hasta la cicatriz de alcohol. Ahí, cuando las cosas comenzaban a ponerse borrosas ve a lo lejos a la chica más hermosa de toda la fiesta. ¿Por qué estaba ahí? Nunca la había visto en el ministerio, ¿Sería nueva? No lo sabía. Las luces del lugar no lo dejaron verla bien, después de todo era una fiesta y sólo la había visto de espaldas. Su mente jugaba con sus recuerdos sin embargo había algo que nunca olvidaría de ella, ese bello tatuaje que asomaba por la avertura de su vestido en la espalda.

Una semana después de arduo trabajo se informó a todos que habría una fiesta de etiqueta para recibir a sus huéspedes del Macusa y todos debían asistir formalmente. Todo bien, Harry estaba feliz, tenía la oportunidad de volver a verla. Podría verla, presentarse, hacerla caer a sus pies con "los encantos Potter", hablar, bromaer con ella, hacerse novios, casarse y tener unos hijos hermosos. Sin embargo... Había algo que arruinaba por completo sus planes. Era una fiesta, formal, ¡¿Y si ella quería bailar?!

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-Hermione espera por favor.

El pelinegro corrió detrás de ella después de la reunión para alcanzarla, le faltaba el aire, estaba agitado, estaba preocupado, estaba palido, sin embargo y para variar ella parecía no notarlo. Hermione se giró y ni siquiera se dedicó a verlo, ni por un segundo.

-Harry... ¿Podemos hablar en un rato más? Tengo cosas importantes que hacer.
-No, no podemos. Necesito hablar contigo ahora, es urgente.

La chica se extrañó y por primera vez en toda la conversación se dignó a verlo. Ella se desconcertó al verlo tan preocupado, estaba rojo y no exactamente por haber corrido tanto, ella lo conocía.

-Amm... Está bien, supongo que tengo unos minutos. ¿Ocurre algo?
-¡Hermione por favor enseñame a bailar!
-... ¿Perdón?

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