En la penumbra de mi habitación, tras una misión exitosa, me encuentro mirando el techo, atrapado en un torbellino de pensamientos. ¿Qué significa realmente ser un adulto? ¿Es la capacidad de beber alcohol, pagar impuestos o asumir responsabilidades legales? Cuanto más lo reflexiono, más se multiplican mis dudas y menos claras se vuelven las respuestas.
El día que conocí a Asuna, mi vida dio un giro inesperado. Al principio, la vi como una chica arrogante, y no me equivoqué. Sin embargo, con el tiempo, su presencia se volvió una constante intrigante. Me pidió ayuda en su desesperado intento por captar la atención de mi mejor amigo, Eugeo. Solo alguien tan peculiar como ella podía entenderme. Curiosamente, nuestra mutua falta de inteligencia emocional nos unió, permitiendo que surgiera una empatía inesperada. En ella, vi reflejos de mí mismo, y ella encontró lo mismo en mí.
En un mundo donde la realidad se mezcla con lo virtual, y las emociones son tan frágiles como los circuitos que nos rodean, solo nos queda una opción: seguir adelante.
Gi-Hun busca acabar con los Juegos, pero no sabe que In-Ho, el hombre tras la máscara, arriesga todo para protegerlo. Entre la tensión de los retos y las miradas, ambos se acercan peligrosamente, atrapados entre el deseo, los secretos y un sentimiento que podría destruirlos.