¿Quien dijo que solo los hombres pueden ser posesivos?
- No te conviene estar conmigo - dije en cuanto sentí sus manos en mi cadera, empujandome a la pared mas cercana, su mano derecha subía hasta mi cintura.
- ¿Porque no Aurora? - contesto - ¿Me tienes miedo? ¿Te pongo nerviosa?
Negué con la cabeza, el sabía perfectamente que no me ponía nerviosa y que tampoco le tenia miedo, pero ya todas conocemos el ego de los hombres.
- Ya te has dado cuenta que no - su provocadora mano se movía de mi cintura a mi cadera, de mi cadera a mi cintura y así sucesivamente.
- ¿Entonces?
- No soy buena para ti - el me miro y entrecerro los ojos.
- Claro que si, estas bien buena - lo dijo como todo un pervertido mientras situaba sus manos en mi trasero. Su cabeza se inclino hasta mi cuello. Tenía que advertirle unas cosas antes de pasar al sexo.
- Tengo que advertirte que las cosas se hacen a mi manera, después de tener sexo conmigo tú te convertirás en mi juguete, harás lo que yo te pida, no tendrás sexo y ningún tipo de relación con alguna chica, solo conmigo, hasta que yo lo quiera serás mío, entendiste? - sus besos llegaron a mis labios y comenzó a devorarlos, me alzo por los glúteos y enrolle mis piernas al rededor de su cintura. Repetí la pregunta otra vez - ¿Entendiste?
- Si, eres celosa - volví a negar con la cabeza.
- Soy posesiva cariño, y no comparto lo que es mío, así que ahora llevame a algún baño que te convertiré en mi propiedad.
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Secretos que pesan más que los suspiros, dos corazones agonizantes anhelando ser salvados, aquellos corazones heridos que buscan una cura, al otro.
Unidos por una conexión que desafía las barreras del tiempo, descubren que el amor puede florecer incluso en medio del caos familiar que los rodea.
Mientras ambos luchan por encontrar su lugar en un mundo donde sus caminos no pueden cruzarse, las cicatrices ocasionadas por sus familias y los fragmentos de un amor perdido los persiguen. ¿Es posible soltar a quien una vez fue tu todo, aún cuando el destino parece decidido a mantenerlos separados?
Un amor, una pérdida y segundas oportunidades que demuestra que, a veces, lo más valiente es aprender a decir adiós.
Pero, ¿Crees poder despedirte del amor de tu vida?