¿Quien dijo que solo los hombres pueden ser posesivos? - No te conviene estar conmigo - dije en cuanto sentí sus manos en mi cadera, empujandome a la pared mas cercana, su mano derecha subía hasta mi cintura. - ¿Porque no Aurora? - contesto - ¿Me tienes miedo? ¿Te pongo nerviosa? Negué con la cabeza, el sabía perfectamente que no me ponía nerviosa y que tampoco le tenia miedo, pero ya todas conocemos el ego de los hombres. - Ya te has dado cuenta que no - su provocadora mano se movía de mi cintura a mi cadera, de mi cadera a mi cintura y así sucesivamente. - ¿Entonces? - No soy buena para ti - el me miro y entrecerro los ojos. - Claro que si, estas bien buena - lo dijo como todo un pervertido mientras situaba sus manos en mi trasero. Su cabeza se inclino hasta mi cuello. Tenía que advertirle unas cosas antes de pasar al sexo. - Tengo que advertirte que las cosas se hacen a mi manera, después de tener sexo conmigo tú te convertirás en mi juguete, harás lo que yo te pida, no tendrás sexo y ningún tipo de relación con alguna chica, solo conmigo, hasta que yo lo quiera serás mío, entendiste? - sus besos llegaron a mis labios y comenzó a devorarlos, me alzo por los glúteos y enrolle mis piernas al rededor de su cintura. Repetí la pregunta otra vez - ¿Entendiste? - Si, eres celosa - volví a negar con la cabeza. - Soy posesiva cariño, y no comparto lo que es mío, así que ahora llevame a algún baño que te convertiré en mi propiedad. ----