Un chico con pérdida de memoria despierta esposado a una silla y con los ojos vendados. De inmediato se da cuenta de que no está solo, ya que un evidente enfermo mental que se hace pasar por un payaso empieza a hablarle, haciéndole siempre la misma petición: sonríe. Cuando el payaso le narra una historia repleta de horrores, el joven se da cuenta de que su cordura será desgarrada gajo a gajo.