El monólogo de lucifer, se centra en una historia mucho antes del génesis y la creación de la humanidad, según la ideología cristiana.
Pero esta historia no es nada parecida a la que nos han contado hasta ahora, ya que esta es la versión de lucifer, el villano y el gran tirano de la biblia, el cual, nos viene a relatar su versión de los hechos, desde el inicio, hasta como fue desterrado a inferno.
Aquí lucifer nos cuenta como empezó todo, el porqué de mucha de nuestras preguntas, o mejor dicho el porqué de mucho de los hoyos que se encuentran en la versión bíblica de la disputa entre él y el poder supremo que había en ese entonces, y nos da otra perspectiva del panorama.
¿Quién es el villano y quien es el héroe?, o ¿realmente existe un villano, o un héroe?, son estas preguntas, las que nos van a tener en intriga durante todo esta trama, pero que al final es la opinión del lector la que decidirá la respuesta.
Y a pesar que la historia es narrada por lucifer, personajes icónicos, como, Astarté, satán, mano, leviatán, entre otros... formaran una parte fundamental en el desarrollo y el desenlace de la misma.
Los hechos se ubican principalmente en la infame ciudad de Sion, mas sin embargo, inferno y la tierra desconocida de madre también tomaran mucha influencia en la historia.
Muchas historias buscan vanagloriar a un buen protagonista no importa si es bueno o malo, pero está claramente no es ese tipo de historia, la empatía que puedas llegar a tener por cualquiera de los personajes es solo opinión personal, porque ninguno de ellos busca de impresionar a nadie, ni siquiera el mismo lucifer, siendo este su propio relato, solo viene a contar una frívola versión de un hecho trascendental.
Esta es una historia completamente de ficción, donde encontraremos mucha referencias y nombres que tal vez nos parezcan conocidos, mas solo son personajes y situaciones que le dan vida y contenido a la misma.
¿Estás listo para conocer la otra cara de la m
Se supone que no debía cruzar la verja, y lo hizo. Se supone que se llamaba Tom no Once. Se supone que no le gustase, sin embargo, así fue. Era como un juego del cual no podía huir al siempre tenerlo tras de sí como si fuese un... predador y él su incauta presa, no que tuviese algo que decir al respecto.