-Rose.

Mi dulce amada.

Tu fragancia, esa que habita en tu piel aún, es la que me mantiene vivo en estos momentos, más una infinidad de recuerdos, que no dejan de rondar en mi mente y en mi alma.

Sigo pensando que algún día volverás a mis brazos, nunca perderé la esperanza de poder volver a sentirte sobre mi pecho, jugar con tus cabellos, volverte hacer gritar mi nombre y sonreírme cada noche.

Tú dulces labios sabor a infierno, ya que era un placer que ardía como el mismísimo infierno, unos dulces ojos café, que era suficientes para mantenerme despiertos deleitándome con esa dulce mirada, tu cuerpo que hacía que el mío se estremeciera. Jamás olvidaré el día que llegaste a mi vida y el día de tu partida.

Mi pequeña, Rose.

Seguiré esperándote, aunque sé que jamás vas a volver, mientras contaré algo de nuestro amor, quién eras tú y quien era yo; para así poder estar conmigo mismo y poder liberarme de cualquier pensamiento que me atormente cada noche y así, poder dejarte ir en paz.

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[FINALIZADA]