"En los últimos años, la mayoría de las veces que he estado despierta en la madrugada, no ha sido algo bueno. Son cuando he podido vivir el conticinio, ese momento más silencioso de la noche que no tiene hora." ‒Conticinio, Paola Maita.
Y sumido en ese silencio, en ese falso sosiego, en esa calma (antes de la tormenta), sentado al filo de tu cama, con los ojos abiertos y la garganta cerrada, que aquello que no debe suceder, sucede, aquellos horrores que creias ocultos, son liberados y buscan un poco de tu sangre, furiosos por haberlos encerrado.
En el Conticinio Volumen 1 se da apertura a una serie de relatos cortos que se centran en esos terrores internos que solo brotan a mitad de la noche, terrores a aquello que no queremos admitir que le tememos, a esos fantasmas, recuerdos y deseos que reprimimos con tanta fuerza que se transforman en monstruos y bestias.
Imagen de la portada: Trevor Henderson
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¿Creías que los monstruos de antes ya no dan miedo? Pues piénsatelo de nuevo. En esta antología de historias de terror, los íconos más temibles de la literatura y el cine vuelven con sed de sangre y ganas de recordarte por qué nunca debiste apagar la luz.
Desde un vampiro que acecha en los rincones más oscuros del mundo moderno, hasta un Frankenstein que ya no es un pobre desgraciado en busca de aceptación, sino algo muchísimo más imparable. Un hombre lobo que no se transforma con la luna llena, sino que es algo sobrenatural con un impulso asesino. Una momia que no está aquí por su maldición egipcia, sino porque le encanta desmembrar con sus propias vendas o convertir en polvo a coleccionistas. Y no nos olvidemos del monstruo del la laguna negra, quien acecha en las profundidades de su pantano acechando a un par de documentalistas, que no se imaginan lo que están a punto de ver salir a la superficie.
Y muchos más.
Cada historia de esta colección lleva a estos engendros a nuevas profundidades de terror y brutalidad, adaptándolos a tiempos actuales pero sin quitarles ni una pizca de lo que los hizo aterradores en sus tiempos. ¿Te atreves a leer estas historias? Pues luego no digas que no te advertí.