Había una vez... Yo... Sí, yo... Está bien, no soy ninguna princesa. Pero en realidad conocí a un príncipe. ¡Y qué príncipe!.... creo que es como muchas chicas lo desean, rubio, de ojos verde como esmeraldas, un rostro que no tenía que envidiarle a ningún ángel. Y sobre todo un cuerpo de dios griego. ¡¡Rayos!! Y ahí estaba yo... una... ¿Plebeya? Mi hada madrina no tiene barita, pero sí que hace magia. Mi madrastra es una bruja con verrugas y todo. Y sus hijos... El mayor con la mitad de cerebro en la cabeza y la otra en los pantalones. El menor, una víctima más de las locuras de su madre. No les cuento más... Esta es mi historia. Y merece ser contada. Esta historia es 100% mía. Esta novela la escribí hace exactamente 9 años. Lleva plasmada palabras y sentimientos muy míos. La escribí durante una época en la que sinceramente mi corazón se rompió de una manera tal que a duras penas soporté. Dedicada a mi gran amor Rafael Eduardo, mi Paul, tú me diste el coraje para mostrar mi talento al mundo, tú haz sido mi ángel de la guardia, mi guía, mi razón de querer vivir por ti y por mi. No existe día en el que te ame menos.